Todos esperábamos algo así. Creo que la frase más dicha, mas
expresada entre los hinchas, fue la de: “POR FIN”.
Ese fue el sentimiento. Afrontaba un partido muy complicado.
Porque Instituto llegaba como puntero,
avalado por el buen fútbol y por la supuesta jerarquía de algunos de sus
jugadores. Central había ganado cerca del mediodía y de ganar el rival, River
se alejaba de la punta y salía de la zona de ascenso directo. Todo estaba así.
Y además, las dudas que el equipo venía dejando. Almeyda planeaba algunos
cambios, que parecían audaces, pero dejaban dudas en algunas posiciones.
Una multitud en el Monumental. Más gente que el último
clásico que recuerdo. Más de 60.000 personas.
Todo estaba dado, los riesgos que el técnico había asumido
hacían un partido emocionante.
El gran ganador del sábado otoñal en la cancha de River fue el
técnico: Matías Almeyda. Pensó y lo plasmó en el equipo y en la cancha jugó un
partido perfecto. Paró el equipo, haciendo que los 3 primeros defensores fueran
los delanteros. Presionó River como nunca. Los delanteros ahogaban la salida
del rival y obligaban a largar la pelota muy rápido. Por eso el mérito de Cavenaghi,
fue el primer defensor del equipo. La línea de 3 funcionó muy bien. Gran
partido de Funes Mori, que anuló al famoso Dybala y anticipó siempre. Todo
River defendió bien. Todos los jugadores tuvieron marca y espíritu de
sacrificio.
El medio jugó un buen partido. Ponzio comenzó la tarde con
una amarilla merecida a los 3 minutos. Pensamos que lo iba a condicionar. La
fuerza la localía y el complemento con Cirigliano marcaron el ritmo del
medio-campo. Marca y juego. Sacando siempre adelante el equipo y distribuyendo
el balón con criterio.
¡No se sorprenda querido lector, estamos hablando así de
nuestro River!
Otro acierto del gran ganador de la tarde: La entrada de González.
El venezolano fue la figura del partido. Mejoró esa zona del partido para
River. Pidió siempre la pelota, la distribuyó bien, casi convierte un gol y
volvió loco a todo Instituto. Gran decisión de Almeyda confiando en el “Maestrico”.
Sopresa grata y figura de la tarde.
Trezeguet otra vez fue figura. Aclarando siempre la jugada,
tocando de primera y generando juego y espacios. Y estaba donde tenía que estar
el goleador. Atento y libre para capturar el rebote después de la gran jugada
de Cavenaghi. El delantero sigue distribuyendo talento y jerarquía para este
River.
El mejor, lo dijimos, el Maestrico Gonzales, para mí
después, Cavenaghi y Trezeguet.
El técnico se había quejado con razón para mí, hace un par
de partidos, que no se valoraba su trabajo. Apareció este sábado de abril para
dejar de lado ese prejuicio. River empezó a ganar este partido tan importante,
en la semana, con el trabajo y desvelo de su técnico. Hizo los cambios justos,
siempre quiere ganar los partidos y sobre todo, entendió el partido que River
se jugaba. Y trasmitió eso a los jugadores. Todos entendieron. Y River tuvo lo
que hacía tiempo no podía mostrar: Personalidad, carácter y ser el
protagonista. El mejor, según muchos, no pudo hacer nada en el Monumental. Como
pasó casi toda la historia. Sensación que extrañábamos.
Pasó un partido clave. Se sacó de encima la carga de no
ganarles a los de arriba. No quiero decir que River jugó el mejor partido del
torneo, sí digo que River ganó el partido más importante del torneo hasta
ahora.
Pero falta. Suma como nada este triunfo, pero hay que
seguir. Disfrutar, descansar y gozar. Pero el lunes a pensar en el partido con
Aldosivi. Mar del Plata se verá convulsionada por la llegada de River. Ojalá
este triunfo lleve a la recta final, para jugar con la misma actitud y
jerarquía.
Gracias Matías Almeyda y todo el equipo. Un paso más, dado
con la jerarquía y la actitud que la historia de esta camiseta necesita.
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