Los partidos contra
Boca no se merecen, se ganan. Y River además de no ganar, perdió. Significa una
gran desilusión para el hincha, que llenó el Monumental y como siempre no tuvo
nada nuevo que demostrar, sólo seguir sorprendiendo cada día.
No será mi tema las
situaciones de gol de tuvo River, mucho menos si el planteo del rival fue
mezquino o generoso. Quiero dejar planteado en este espacio, algunos de los
factores por los cuales para mí, el partido del domingo River lo pierde
tácticamente.
Se cometieron errores.
Podemos rescatar, y coincidimos con el técnico, que no hubo falta de actitud.
River fue a buscar el partido, “puso” lo que había que poner. Pero es claro que
con eso no alcanza, hacía falta juego y ese juego no apareció.
En la semana previa,
Ramón Díaz fue claro: “Sabemos jugar este tipo de partidos”. No fue tan claro
el domingo, es más, River jugó el partido que más le convenía a Boca.
Tácticamente le regalamos el partido a nuestro clásico rival.
Fue claro que Carlos
Bianchi mandó a Martínez bien cerca de Vangioni. Así llegó el único gol del
partido. Se veía venir que el delantero de Boca iba a desbordar. Boca además,
en esa situación demostró tener un 9 de área, cosa que más allá de las
situaciones de gol, River nunca tuvo un delantero frente al arco. Fue muy poco
lo de Boca, es más, el peor partido de Riquelme jugando contra River, mal Gago,
y así todo, River no le pudo ganar.
No entiendo por qué
Ramón pensó en Ledesma para este partido. La salida del medio-campo de River
fue muy lenta, imprecisa, con pases cortos que no servían para nada. El doble
cinco de Ledesma y Rojas ya cansa. No sirve. El partido se definía en la mitad
de cancha, y nosotros se la regalamos. Lanzini no jugó bien, y entonces River
se adelantó a los “ponchazos” y no por elaboración de juego. La más clara fue
el cabezazo de Mora, justamente tras poder desbordar. River padeció una falta
de ideas muy grande. Tuvo tiros libres y de esquina muchas veces en el partido.
Jamás un jugador de River resolvió bien, ni apareció una jugada preparada.
Todos centros al segundo palo, y nadie aparecía por ahí.
Quiero destacar el
pésimo rendimiento individual de Carbonero. Todas las jugadas, absolutamente
todas, las termina mal. Teo con un pase magistral lo dejó solo frente al arco y
la mandó al lateral. Sin fuerza, sin desborde y sin categoría para jugar un
partido como éste. Lo dije antes de empezar y lo repito también con el
resultado puesto: No entiendo el cambio de todo el medio-campo, que había
tenido un muy buen rendimiento frente a Lanús.
El mejor jugador de
River para mí fue Teo Gutiérrez. Sale del área pero juega al fútbol. Se
desmarca, algo que en River parece no existir. Toca de primera, busca al
compañero bien ubicado. Puso pases gol, como a Carbonero y Vangioni. Sobre el
final, Orión le sacó el empate. Mercado tampoco desentonó. Especialmente
jugando de central en el segundo tiempo. El resto muy flojo.
Se perdió contra Boca.
Y de local. Un papelón siempre. No me gustó nada el conformismo del técnico.
Hay que hablar menos y jugar más. Explicar por qué juega Carbonero, que pasó
con Fabrro. Basta de pelearse con el planteo rival y con los árbitros. Quedó
lejos de la punta y ahora no parece el torneo algo alcanzable.
Quedamos muy calientes
todos. Que me disculpen, pero estos partidos no se ganan “bien” o mal. Se
ganan. Y River no lo ganó, y lo perdió. Por sus propios errores y sus
falencias. Que comienzan en la semana con las palabras de más, siguieron en el
partido con errores de concepto claros y enojaron más con la poca autocrítica
del técnico y del plantel.
El técnico dijo que
estaba contento y orgulloso. Yo por mi lado, tengo una calentura terrible, desilusionado
y harto del verso.
Perdiste el partido que
el hincha más quiere ganar. ¿Quién puede estar contento?
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